La sexualidad como enigma, emergente de la otredad y un agente de interpelación

Dr. Adrienne E. Harris
 

El abordaje psicoanalítico posmoderno de la sexualidad y género se asienta en una intersección. Esas formas de identidad son fijas y fluidas. Se observa el vigor de la historia y del inconsciente.

0
Comments
2214
Read

En esta contribución de Norte América para el tema de las sexualidades en el E-journal me basaré en una importante influencia generada en Europa, el trabajo de Jean Laplanche (1997, 1999, 2015). Quiero forzar su revisión radical de la teoría de los impulsos y la metapsicología clásica hacia una conversación con los trabajos norteamericanos en los cuales el género y la sexualidad, junto con categorías de identidad como raza, clase y cultura son tratadas como formas integradas fluidas de identificación y subjetivación.

Me apoyo sobre algunas huellas importantes. En particular, este es el trabajo que comprometió a la última Ruth Stein, (2007, 2008), quien usó el modelo de Laplanche de la seducción enigmática, el desamparo temprano, la transmisión inconsciente de mensajes, transmisión y finalmente après coup como una explicación del  complejo desarrollo de la construcción del sexo, género y lo ‘Sexuel’ (término de Laplanche). En la década pasada, principalmente a través del poderoso empuje de las traducciones de Laplanche, los psicoanalistas de habla inglesa pudieron absorber la complejidad y el alcance de la teoría de Laplanche. 

Laplanche usa el término ‘seducción materna’ de manera continua e insistente para expresar la experiencia en la cual mensajes que inicialmente permanecen inconscientes para el emisor y el receptor, son una experiencia inevitable de la interacción  temprana padres-hijo (1997). Insiste mucho en el tema de la asimetría. Es esta insistencia la que lo lleva a organizar este aspecto de su teoría bajo el título “La situación antropológica general.” Las personas involucradas en la transmisión desde el lado adulto varían: padres, cuidadores, hermanos y otros con los que el niño se encuentra. Pero mientras la persona varía, la asimetría en la relación del adulto con el niño es una constante. Stein (2008), Saketopoulou (2014; en prensa) y otros se basaron en estas ideas para pensar en el mensaje, una parte crucial del origen e instalación de la sexualidad infantil, como una contribución central a los aspectos inherentemente excesivos de la sexualidad.

Los mensajes, que son transmitidos desde el inconsciente del adulto al del niño, transmiten un proceso enigmático, impredecible. Los mensajes son, en amplio grado, no codificados por el emisor o el receptor, al menos no  inicialmente en el punto de transmisión. El principal y brillante insight/descubrimiento de Laplanche es que son estos mensajes enigmáticos los que van a constituir el inconsciente y por consiguiente el inconsciente infantil sexual en el niño. La sexualidad infantil en el niño es el resultado  de las intrusiones enigmáticas de los otros: alguien exterior al niño pero profundamente ligado a él. El niño no está vacío o indiferente, pero inicialmente el niño es indefenso. Es esta asimetría fundamental, entretejida con la transmisión inconsciente del adulto al niño, la que produce la potencia, el carácter enigmático y el exceso inevitable que es constitutivo de la sexualidad. 
Independientemente de los procesos sensoriales receptivos/enactivos que se producen en el niño, la sexualidad, como sexualidad infantil del adulto, llega de una fuente ajena.  Es esta parte de la teoría la que brinda un fuerte aporte al concepto de interseccionalidad (Crenshaw, 2011): es decir la sensibilidad y la susceptibilidad del niño a ser sexualizado desde ‘otros’.

El concepto de Crenshaw – interseccionalidad, ha sido un desafío para que lo asumieran los psicoanalistas porque proviene de una perspectiva teórica feminista negra. Ella nos invita a considerar que género y sexualidad estarán siempre comprometidos, quizás afectados, entretejidos con muchos otros aspectos de la subjetividad: raza, clase, cultura. Pero pide más. Ella estaba interesada en la forma en que las personas están capturadas entre identificaciones múltiples, marginadas y que en consecuencia son múltiplemente-vulnerables a la subordinación. Es un argumento que sigue a Fanon, quien desentrañó cómo la fuerza poderosa de la excitación y el terror y la envidia a través de las diferencias raciales da forma a los ataques homicidas a los cuerpos masculinos negros. Volveré sobre esto al final de este ensayo.   

Laplanche y Crenshaw, los dos, individualmente y tomados juntos, hicieron un movimiento decisivo desde la noción de instinto innato y formas endógenas de sexualidad. Laplanche argumenta: somos sexuados: varón y mujer, tenemos género: que llega como una inscripción y somos sexualizados vía mensajes desde el inconsciente sexual de los otros. Al mismo tiempo, un elemento crucial para Laplanche es resaltar la diferencia entre la normatividad de la implantación y el trauma excesivo de la intromisión. Para Laplanche la intromisión consiste, muy gráficamente, en el abuso sexual, incesto y la traumatización excesiva del adulto al niño. 

Dentro del psicoanálisis francés, Chetrit-Vatine (2004) tiene una manera particularmente afortunada de imbricar el entonamiento del apego y el exceso de sexualidad. El enigma está, no solo en la fase de transmisión, sino que sus efectos impredecibles continúan en el proceso más extenso de interpretación, que puede ser de pensamiento solitario, transformación inconsciente o interacción dialógica en los cuales persisten las formas conscientes e inconscientes. Es mucho potencial negativo con el cual tener que vivir. Pero este modelo de transmisión y traducción nos permite elaborar modelos de desarrollo menos enganchados o capturados por los enfoques genéticos y biológicos.

Si los binarismos de raza y género y sexualidad funcionan  interpelando fuerzas dentro de la teoría psicoanalítica, también es verdad que una variedad de trabajos críticos psicoanalíticos empujó en contra de esta presión doctrinaria. Voy a sostener que el modelo de Laplanche – sus propiedades dialécticas y emergentes, su foco en el nacimiento ofrece algunas nuevas formas de pensar sobre el desarrollo de género y la sexualidad y el complejo entrecruzamiento entre varias categorías de subjetividad: clase, cultura, raza junto con el género y la sexualidad. 

Los complejos elementos constitutivos de la representación nos llevan lejos de la organización y el foco de Lacan y nos acercan tanto a Laplanche como a Bion. Dentro de la tradición interpersonal, Levenson y Bromberg ubicarán ese entonamiento profundo en la experiencia no simbolizable de Sullivan y su teorización de la disociación y la experiencia “no-yo”. Todos estos modelos de la estructura del discurso y la falta de representación y conscientización ayudan en la elaboración de la complejidad del género y su interfase y encuentro con la sexualidad y otros aspectos de la subjetividad.

A la luz de estas evoluciones post Laplanche, quiero extenderme hacia lo que es potencialmente transmitido en un mensaje y ver el entrecruzamiento de varias categorías de subjetividad (por ejemplo, raza, género, clase) dentro de lo que es un mensaje que transmite sexualidad. Además, veo el mecanismo, dispositivo de mensaje enigmático como un proceso a través del cual un espectro de experiencias traumáticas, letales y habituales, serán transmitidas intergeneracionalmente. El modelo de la seducción materna enigmática de Laplanche es una versión del trabajo alfa aunque mucho más erótica e integrada y  somática de lo que el foco de Bion en la tabla pueda imaginar. 

Además de sus diversos efectos de establecer el inconsciente y la sexualidad, la seducción maternal enigmática puede ser también un acto de interpelación en el infante y el niño que evoluciona. No quiero decir que esto esté siempre destinado conscientemente a comunicar. Se producen interpelaciones en muchas formas a través del espectro de la experiencia consciente y la inconsciente. Podría ser interesante pensar que un mensaje que instala algunos aspectos de la sexualidad en el niño simultáneamente da forma y prohíbe esta formación.

De esta manea, podemos imaginar que en medio del mensaje enigmático de deseo está el mensaje de su carácter como moral, quizás aún legal. El mismo Laplanche se compromete en una discusión de la función del tabú en la transmisión, pero tal vez pierde la oportunidad de observar cuánto la imposibilidad o la patologización de los deseos e identificaciones puede estar incluida en la transmisión y por lo tanto apto para las inimaginablemente complejas formas de transmisión. Qué reformas y revisiones de los binarismos en la formación de la identidad pueden hacerse visibles si comprendemos que lo excesivo, más allá de la fácil inscripción de la transmisión inconsciente en la cual los binarismos son proyectados e introyectados, incluye los dos, el fenómeno del deseo implantado desde el otro al self emergente junto con las instrucciones acerca de lo que es impuesto y lo que es prohibido, lo que es enfermizo y lo que es saludable. 

El mensaje enigmático llegará probablemente con instrucciones en relación a lo que ahora llamamos heteronormatividad, y como todos los mensajes enigmáticos, estas instrucciones estarán plagadas de conflictos y contradicciones. Uso el término ‘instrucciones’ no para subrayar el conocimiento consciente, sino para entrar en contacto con los autores pensando en mensajes inconscientes transmitidos en relación a prioridades vitales, trauma, etc.

Entrecruzamiento, que persiste, nosotros ubicamos nuestra comprensión de la sexualidad en las encrucijadas de otras fuerzas competitivas y a menudo conflictivas: raza y clase en especial. Todas estas teorías ubican al género y la sexualidad en un paradigma intersubjetivo, una comprensión de que la identidad es el resultado de complejas contradicciones.

Lo que convierte a Laplanche en un socio teórico tan importante para Crenshaw es su compromiso con el poder del otro, hermanos parentales, alguien que no es el niño como transmisor de mensajes (conscientes e inconscientes) hacia el niño que lenta e inexorablemente constituye la sexualidad infantil y la sexualidad inconsciente infantil en tanto esos mensajes son traducidos. Esta es una teoría de la sexualidad, uno de los elementos fundamentales en el modelo de Crenshaw, que es constituido socialmente e interpersonalmente. Laplanche ofrece un modelo de desarrollo en el cual las fuerzas de la historia, experiencia social y el deseo llegan inevitablemente hacia y para el niño. Es una teoría de formas de identidad  transmitidas interpersonalmente que constituyen el mecanismo a través del cual las experiencias identitarias conflictivas de Crenshaw son instanciadas  en la persona del niño, de alguna forma y en un estadio de temprano desamparo y vulnerabilidad.

Aquí hay un breve ejemplo de lo que esto puede significar.

Con el propósito de pensar acerca del entrecruzamiento y omisión mutua, nos centraremos en un ejemplo tomado del tratamiento de una mujer, presumiblemente en 1920. Como antecedentes, este es un texto de Joan Rivière que es muy cuestionado. Joan Rivière está detallando una fantasía masturbatoria de la infancia de la paciente, a la que ella identifica como una persona nacida en el sur de Estados Unidos:

esta fantasía, que entonces apareció, había sido muy habitual en su infancia y juventud, se había producido en los estados sureños de EEUU; si un negro la atacaba, planeaba defenderse haciéndo que la besara y le hiciera el amor (porque a la larga ella podría enviarlo a la justicia). Pero había otro determinante para el comportamiento obsesivo. En un sueño que tenía un contenido bastante parecido a su fantasía de la infancia, estaba sola y aterrorizada en la casa; luego llegaba un negro y la encontraba lavando ropa, con sus mangas arremangadas y los brazos descubiertos. Ella se resistía, con la intención secreta de atraerlo sexualmente, y él comenzaba a admirar sus brazos y  sus pechos y a acariciarlos. (1929, p. 309).

Considerando este material ahora, pensando el entrecruzamiento y la omisión mutua, parece importante distinguir las prioridades de la escritora, Rivière, una mujer en los comienzos  del siglo 20 en Inglaterra, no compenetrada con el racismo americano en su más abominable formación. Nuestra preocupación aquí es la amnesia en los lectores americanos después de casi un siglo. Mucho después este trabajo, con sus ideas de simulación, interesó a Lacan (1960). Ël también, aunque no sorprendentemente, perdió las implicaciones importantes de raza y género. Para nuestros propósitos aquí, el interés es examinar el mensaje subyacente, con sus perspectivas complejas de actuación, ataques asesinos sobre la sexualidad masculina negra y hombres negros: todos ellos ocultos en la interioridad de una fantasía sexual de una niña.  
 
Referencias
Chetrit-Vatine, V. (2004). Primal seduction, matricial space and asymmetry in the psychoanalytic encounter. Int. J. Psychoanal., 85, 841-56.
Crenshaw, K. (2011). Mapping the margins: Intersectionality, identity politics, and violence against women of color. Stanford Law Review, 43, 1231-99.
Laplanche, J. (1997). The Theory of Seduction and the Problem of the Other. Int. J .Psychoanal., 78: 653-666.
-- (1999) Essays on Otherness. London: Routledge.
-- (2015). The Temptation of Biology: Freud’s Theories of Sexuality. New York  (UIT).
Riviere, J. (1929). Womanliness as a Masquerade. Int. J .Psychoanal.,10, 303-313.
Saketopoulou, A. (2014), To suffer pleasure;the shattering o the ego as the psychic lie of perverse sexuality. Studies in Gender and Sexuality, 14 (3) 245-252.
-- (In press), The draw to overwhelm: consent, risk and the re-translation of enigma.  J. Amer. Psychoanal.
Stein, R. (2007). Moments in Laplanche's Theory of Sexuality. Studies in Gender and Sexuality, 8(2):177-200.
-- (2008). The otherness of sexuality: Excess. J. Amer. Psychoanal. 56, 43-71.

Traducción: Silvia M. Koziol
 

Otros artículos de: