El trabajo teleanalítico se ha ido extendiendo en el mundo. Este encuadre desafía al encuadre analítico tradicional en persona de muchas maneras, animándonos a explorar muchos aspectos del encuadre y proceso analítico que solemos dar por sentado. En este artículo, describo el primer encuentro en persona, en un espacio físico compartido, de una pareja analítica, luego de un trabajo teleanalítico de largo plazo, con el fin de ilustrar el significado clínico para el paciente de la sensación de posibilidad de que se torne real su fantasía transferencial. Asimismo, la combinación del trabajo en persona y teleanalítico también es discutido sintéticamente.
Antecedentes Cl ínicos
La señora A de treinta y tantos años, es casada y tiene una hija de 5 años. Es maestra en una gran ciudad. Ella ha estado en análisis con un analista masculino por más de dos años, con una frecuencia de dos sesiones semanales. Éste fue un trabajo analítico conducido exclusivamente a través de internet por medio de videos. Analista y paciente nunca se habían visto antes del tratamiento, y cuando la señora A fue derivada a su analista, mantuvieron su primer encuentro por internet y continuaron su trabajo analítico a través de la red desde entonces. En el trabajo teleanalítico, la señora A habló principalmente de lo acontecido en su vida. Se expresaba, con conexión emocional, sobre experiencias transcurridas en su infancia.
Desarrolló una transferencia positiva hacia su analista. Confiaba en él, se sentía cerca y deseaba profundamente escuchar cómo él la entendía. Se sentía respaldada y contenida. Al comienzo del tratamiento, ella no había solicitado tener la oportunidad de reunirse con su analista en un mismo espacio físico pero, a medida que se fue introduciendo, cada vez más, en el trabajo analítico, a través de internet, gradualmente, fue sintiendo y expresando su deseo de reunirse con su analista algún día, en el mismo consultorio físico. Algunas veces, tenía sueños sexuales en los que ella se encontraba físicamente muy cerca de su analista, exponiendo su cuerpo casi sin ropa o incluso desnudo y manteniendo relaciones sexuales con el analista. A pesar de esto, ella no podía profundizar en la exploración de su transferencia sexual, y vestía de una manera apropiada y prolija cada sesión.
Recientemente, el analista visitó el país en el que vive la señora A. Habían dialogado sobre dónde y cuándo podrían reunirse y tener sesiones cara a cara allí. En la conversación, la señora A había estado muy activa y de forma precisa, manifestó lo deseosa que estaba de tener tales sesiones, ya que eran la oportunidad para encontrarse por primera vez cara a cara en el mismo espacio físico.
El encuentro en el mismo espacio f ísico por primera vez
El analista dispuso para el encuentro con la señora A, una pequeña sala de reuniones, en la cual había dos sillones individuales con una pequeña mesita en el medio, y algunas plantas verdes en el vértice de la habitación, con una gran ventana en la pared. Le comunicó a la señora A la hora y la dirección, y se dispuso a esperar que llegara. Él no estaba tan seguro de cómo se vería ella en la realidad, si lo haría sentir familiar o como un desconocido, etcétera. Percibía su anhelo de que se mantuviera la percepción del uno sobre el otro, generada en el pasado trabajo teleanalítico, pero ahora tenía sus dudas sobre si su aspiración sería posible.
Puntualmente, golpearon la puerta. El analista se acercó y abrió la puerta, encontrando a la señora A de pie allí. La señora vestía ropa informal, como si viniera de hacer algo de deporte. Ella miró curiosamente al analista, como queriendo identificar que él era aquel analista que se mostraba a través de internet. Él la invitó a pasar. La señora A recorrió un poco la habitación para examinarla. Cuando el analista la invitó a que se sentara, ella tomó asiento. Muy rápidamente, percibió que la pequeña mesa de apoyo se encontraba vacía, entonces dijo: “No preparaste pañuelitos para mí”. Una tenue decepción se vislumbró en su rostro. Entonces, comentó que ella debía apartar y no dejar salir sus sentimientos acerca de que no había pañuelitos dispuestos para sus lágrimas. Después de un rato, dijo que, en realidad, ella había querido testear si el analista habría preparado pañuelitos para ella. El analista interpretó que ella parecía estar tratando de probar su cuidado. Ella asintió y dijo que siempre se preparaba pañuelitos para las sesiones tele- analíticas en casa, pero, que hubiera querido sentir el cuidado de su analista en la primera sesión, cuando se encontraron en el mismo espacio físico.
Al inicio de la sesión, el analista sintió que le prestaba mucha más atención a su postura y a su mirada, etcétera, que durante las sesiones teleanalíticas. Claramente, tenía una sensación mucho más fuerte de la presencia física de ambos, y pudo sentir el rico lenguaje corporal en comunicación. Por ejemplo, lograba percibir muchos detalles de la presentación física de la señora A, como su tez reluciente, su movimiento corporal, su postura, etcétera, que le transmitían vívidamente material significativo para sentir y pensar. Del mismo modo, el analista podía sentir vívidamente, que él también estaba totalmente expuesto a la señora A, en términos de su presencia física. Detalles que resultaban bastante diferentes a los experimentados en el espacio virtual a través de Internet. Esta diferencia condujo, como luego probó la señora A, a una transferencia sexual mucho más profunda.
La señora A tuvo una asociación libre sobre estar embarazada. Relató que había tenido relaciones sexuales con su marido antes de concurrir a su cita con el analista, y cuando se hizo el test de embarazo no podía discernir si ella había quedado embarazada antes o después de la sesión. Ella habló de esto al pasar, como si estuviera hablando de acontecimientos de la vida no relacionados con el analista. El analista intentó interpretar que aunque sonaba que ella estuviera diciendo que posiblemente estaba embarazada de su marido debido al sexo que había tenido con él antes de la sesión, parecía haber una fantasía oculta de que posiblemente hubiera tenido sexo con el analista en la sesión y estaría embarazada como consecuencia de esto. Al escuchar eso, ella parecía no ser capaz de comprender lo que el analista decía, explicándole a él que ella no tenía posibilidad alguna de saber que estaba embarazada inmediatamente después de tener sexo con su marido.
El analista le hizo un señalamiento, y le dijo que ella podría estar sintiéndose seducida por la presencia física del analista en el espacio físico común; como así también ella podría sentir otra posibilidad, que su presencia física podría seducir al analista, razón por la cual, ellos posiblemente podrían tener sexo provocando su embarazo. Ella asintió con la cabeza y luego le comunicó que, efectivamente, ella había tenido una fantasía en la cual habían tenido sexo en el consultorio. Manifestó que su fantasía sexual le generaba ansiedad, y le preocupaba que el analista estuviera negativamente influenciado por la misma. Por ejemplo, le preocupaba que él no pudiera conducir el trabajo analítico como antes, perdiendo su función analítica, y al mismo tiempo, ella sería considerada una paciente con severos problemas.
Discusi ón
En comparación con el trabajo analítico en persona, el trabajo teleanalítico a través de internet presenta algunas limitaciones (Lin Tao, 2015). Para nosotros es necesario llegar a conocer el significado de esas limitaciones para el trabajo analítico, y no solamente criticarlo. En este trabajo, he descrito cómo, luego de un trabajo tele-analítico puro de largo plazo, la presencia física de ambas partes, despertó una tormenta emocional (Bion, 1979) en, y aún antes de la primera sesión dentro del espacio físico común. La modificación del encuadre muestra cómo una clara y vívida sensación de conexión, en términos de vínculo emocional, emergió en ambas partes, como producto de la presencia física en el espacio físico común. La señora A, al revisar si los pañuelitos habían sido preparados para ella, parece haber aprovechado la presencia física junto al analista para probar el cuidado que le propiciaba él en el espacio físico compartido. Eso parece indicar que ella nunca había sido capaz de sentir el sostén físico del analista en el espacio tele-analítico virtual del pasado, un tercer espacio entre su propio espacio físico y el del analista. Ella tenía que preparar todo para sí misma, como habitación, sillón, computadora, etcétera. Esto acentúa el hecho de que en el trabajo analítico en persona, el paciente y el analista pueden experimentar una significativa unión no sólo de su propia mente y cuerpo individual, sino también de las dos uniones individuales (mente y cuerpo) entre sí. Se torna así comprensible uno de los dichos de la filosofía china “la unión de la mente y el cuerpo como un todo”.
Entonces, en comparación con el trabajo teleanalítico, el trabajo analítico en-persona ofrece una situación completa, específicamente en términos de su conexión relacional, en la que cada presencia física frente a la otra, posee un claro y vívido significado psicológico. Esto conlleva a una significación completa de la situación, incluyendo la unión de la mente y el cuerpo, como por supuesto también su espacio físico compartido, así como una sensación más viva de estar en el aquí y ahora (King 1973) con el otro. El significado clínico de esto fue manifestado claramente en la fantasía sexual de la señora A respecto del analista, así como también la base inconsciente para dicha fantasía.
La señora A fantaseó que podía haber quedado embarazada del analista en el primer encuentro en su espacio físico compartido. Aun cuando, en el trabajo teleanalítico en el pasado, podría haber tenido algunas fantasías sexuales relacionadas con el analista, esta fantasía era bastante diferente. En el trabajo teleanalítico, su fantasía sexual parecía ser más del orden de una mera fantasía, ya que sabía que el analista, en la vida real, nunca sería capaz de penetrar su cuerpo, a miles de millas de distancia, a través de la pantalla de su computadora; sin embargo, al efectivizar el encuentro en el mismo espacio físico, la fantasía adquiría la posibilidad de volverse real. El contenido de la fantasía en este encuentro, fue principalmente sobre el embarazo con el analista, lo que despertó cuando se desplegó, su ansiedad de que el analista pudiera ser dañado o de que ella pudiera ser catalogada como una paciente severamente perturbada.
El primer encuentro con el paciente en un espacio físico compartido, luego de un trabajo teleanalítico de largo plazo, indica un punto clave sobre el significado del trabajo analítico tradicional en persona, a saber: cuando el paciente desarrolla su fantasía y transferencia hacia el analista, existe una posibilidad oculta en su mente, que la fantasía y los deseos pueden volverse reales, como por ejemplo, el deseo sexual. Esas fantasías, junto con su sensación de posibilidad de tornarse reales en el espacio físico compartido, pueden efectivamente tornar la fantasía y la transferencia mucho más reales y atractivas con una valiosa carga emocional, lo que, considero, resulta ser muy necesario para el trabajo efectivo de la transferencia.
Si bien el trabajo teleanalítico puede hacer mucho por el paciente, este caso ilustrativo nos recuerda que el trabajo teleanalítico puro puede separar un vínculo necesario entre mente y cuerpo y espacio físico también, modificando la intensidad o incluso la calidad de la transferencia, lo que puede atenuar el productivo trabajo analítico.
Parecería que con el fin de compensar esto, el trabajo teleanalítico debería combinarse con un trabajo analítico tradicional en persona, para permitirle al paciente desarrollar una sensación de posibilidad de tornarse real, necesaria en términos de su fantasía y deseos en la relación transferencial; aunque esta posibilidad esté puesta en un futuro encuentro en-persona, mientras todavía están en trabajo teleanalítico. Sin embargo, las cosas no resultan tan sencillas como sólo ofrecer de forma regular un trabajo analítico en-persona en el transcurso de un trabajo teleanalítico. Por ejemplo, el encuentro analítico regular en persona puede provocar que el paciente prefiera las sesiones en persona y hasta anhelar dichos encuentros en el transcurso de las sesiones teleanalíticas. El problema en un caso así, podría ser que el deseo del paciente por el contacto en persona con el analista pudiera perturbar el trabajo en las sesiones teleanalíticas. Se podría llegar hasta un nivel que el paciente se desapegue de la relación en el aquí y ahora. En síntesis, el trabajo teleanalítico es un campo nuevo, un campo que requiere exploración y comprensión.
Bibliograf ía
Bion, W. R.(1979) Making the best of a bad job. In: Clinical Seminars and Other Works (pp. 321-331), ed. F.Bion. London: Karnac, 1994.
King, P. (1973) The therapist-patient relationship. Journal of Analytical Psychology. 18: 1-8
Lin, T. (2015) Teleanalysis: Problems and limitations. Chapter 9, Psychoanalysis Online 2: Impact on Development, Training, and Therapy. Edited by Jill Savege Scharff. (Will be published in 2015)